Al comprender nuestra relación con la comida y la vida, transformamos nuestra energía, reflejándola en un cuerpo equilibrado y saludable.
¿Con qué frecuencia te has sometido a dietas, ejercicios o restricciones alimenticias, solo para perder 5 kilos y luego recuperarlos rápidamente o no ver resultados? ¿Por qué sucede esto? La respuesta radica en la información que bloquea y crea barreras para mantener el sobrepeso.
A continuación, ejemplos ilustrativos:
- "Soy el pilar de mi familia", lleva a la creencia de que debo ser corpulento/a para soportar esa responsabilidad.
- "Me hago grande para que mamá me vea", una dinámica común en familias numerosas.
- "Soy el basurero de...", una persona a la que todos acuden con sus problemas.
- "Un ancestro murió de hambre", lo que lleva a almacenar comida por temor a la carencia.
- "He sufrido abuso o violencia", me hago grande como protección.
Es fundamental entender que en nuestro inconsciente, lo real y lo simbólico son equiparables. No es la comida la que causa el aumento de peso, sino nuestra relación con ella y la conciencia con la que la consumimos.
La comida simboliza el alimento afectivo, a menudo relacionado con la figura materna. ¿Cómo asimilamos este alimento afectivo? ¿Lo aceptamos o lo rechazamos? Esto refleja nuestra relación con la vida misma.
SAAMA 3.0 trabaja con la energía, que luego se manifiesta en la materia. Cuanto más liberamos, sanamos y vibramos en el amor, más lo reflejamos en nuestro cuerpo, el escenario donde se expresa nuestra vida. El equilibrio emocional se refleja en nuestro bienestar físico.
Nada externo es el “culpable” de mi conflicto, es mí mundo interno como se relaciona con eso que proyecta,
lo que veo afuera es lo que hay adentro, lo aceptemos o no.